miércoles, 15 de enero de 2014

Signos oscuros - Enrique Solinas









Signos oscuros
Enrique Solinas
Ediciones Último Reino
Año 1995
83 páginas
Poesía


Leí varios poemas sueltos del autor por Internet y tenía ganas de leer un libro completo ya que todos los poemas que leía me parecían preciosos. En una de mis excursiones a Buenos Aires para comprar libros, encontré Signos oscuros y además está dedicado.
         En esta obra, la voz poética indaga la realidad construida, la escritura como acto creador. También puede ser leído como un ars poética. Se busca esa palabra originaria,  el acto primigenio de nombrar, la construcción de esa realidad de manera subjetiva. Todo aquello que no ha sido significado es invisible;  lo que no está semiotizado, no lo puedo percibir. Si lo percibo, es que ya ha sido construido por la trama simbólica. Aquello no nombrado permanece en estado caótico a la espera de la palabra que lo salve de esa indeterminación oscura. “Una primera palabra fue el inicio de todo lo que veo / a medida que se moldeaba una escenografía de luz”, “construía palacios de nombres”. La poesía, en el poema, también salva del caos y ordena, es un acto revelador que permite contemplar otra realidad posible, subjetiva, fugaz, latente con su contracara: el silencio, el caos y el vacío.

Y de repente se asoma la realidad: temblor de pantera agazapada en el corazón de un cisne.
La sombra de la pantera es la pantera.

         Comparto las palabras del autor que abren el poemario que explican mejor que yo estos aspectos.

Cuando la poesía se expresa mediante el poema y llega hasta aquí, sucede. No tiene principio como tampoco tiene fin. (…) Incentiva el Caos del mundo para mostrar el Caos interior. Incentiva el Caos interior para mostrar el Caos del mundo. El lenguaje se transforma en balbuceo, en gruñido, en plegaria; en imprecación, en cartas de náufrago; en mano suicida y en ruego.
Cuando el verdadero poema se expresa, algo aparece. Algo imperceptible y algo evidente. El papel es como un espejo y nos podemos ver.
El mundo nace y muere en el poema. Detrás de los objetos hay palabras para revelar, hay emociones que no podemos aprehender y que estimulan nuestro desconocimiento.
La poesía es una pregunta.
Nada se puede esperar del poema y la perfección consiste en buscar donde no se sabe ni se presiente, con ese don que nos ofrecen los verbos imperfectivos y esa manera de mirar el mundo, distinta percepción, extraña.




VERSOS SUBRAYADOS

Estamos aquí como en una llanura tenebrosa, barridos por confusas alarmas de contiendas y fugas, en una llanura donde ejércitos ignorantes combaten envueltos por la noche. (Matthew Arnold)

La noche estaba sentada en la memoria de los muertos. / La noche era la sed, la boca, el alimento.

En el perfecto final de cada espejo / encontrarás / el verdadero nombre de tu voz.

Hacer cada día un naufragio para vivir.

Caminar sobre el cuerpo / para ponerle un nombre / a la palabra.

Me falta la inocencia: / saber que en la mirada de una sombra / hay un verbo que juega a la vida y a la muerte.

En hogueras de hielo / me sorprende la presencia del hombre / quemando mis dos alas de gritos / con el nombre de Dios.

Hay quien escucha en el silencio de mi voz / lo efímero del mundo.

Hay quien escucha en el silencio de mi voz / un sendero de locura infinita.

¿Cómo abrazar el aire para atrapar caricias que no existen?

Tu plegaria es un cuchillo para mi cuerpo en llamas.

¿Cómo juntar lo que el dolor destruye? (William Blake)

Como si el destino no fuera otra cosa que golpear palabras / y la salvación una plegaria al viento / como una melodía en ruinas, / que se repite sin fin hacia la noche y que se repite sin fin / hacia el hechizo, hacia el ángel, hacia el tormento.

En la noche de la irrealidad, / me abrazo a la pared / y doy a luz un mundo.

El sonido es otra cara más del silencio.

Como quien viaja al centro de su propio corazón para clavarse un puñal, para exigir un veneno.

Del otro lado del vacío hay un fragmento de noche que no cesa.

El amor es un alambre que divide la tierra de la razón.

El amor es un puñal clavado en el mar para que las aguas se diluyan.

El mundo es un gran muerto.

Aquí el peligro es todas las noches.

Vas a viajar a un país tan violento / que los puñales te acarician con tus manos.

Hay catedrales sumergidas / en el corazón de las palabras.

La muerte se parece a la sombra / de un jardín que fue hecho con palabras.

Las palabras siempre declaran algo más. / Las palabras engañan.

En la memoria tengo / un doloroso canto por decir.

Creemos que se olvida el dolor en cada juego /y siempre habrá una voz / que nos devuelva el verdadero mundo.

¿Cuándo dejaremos la simulación / para llenarnos de asombro?

Lo que no fue, no fue y no será.



EL AUTOR

Enrique Solinas nació en Buenos Aires en julio de 1969. Es licenciado en letras. Obtuvo diversos premios como el Subsidio Nacional de iniciación de la Fundación Antorchas (1997). Además de Signos Oscuros (1995) podemos mencionar: El gruñido (1997), El lugar del principio (1998), Jardín en movimiento (2003).
Sobre su poética ha dicho: Creo que la literatura es para mí el lugar de encuentro con el mundo, donde lo bello y lo terrible se fusionan; donde es posible expresar –cada vez intentando ser más preciso en el decir– el pensamiento y su emoción. Entre el deseo y el resultado de ese deseo está el poema imperfecto, frágil, feroz, cerca y extraño. Imposible de capturar.
        


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Fuentes de la biografía:  lasafinidadeselectivas 

Gabriela M. Lago en Owiwi Owo

1 comentario:

Bobblehead Bunny